Tiempo de la vendimia
Nos encontramos en una época del año donde, después de una larga espera, la tierra devuelve el fruto del esfuerzo y la atención que ha puesto todos los vinicultores. Nos referimos, por supuesto, a la vendimia, quizás el momento álgido y más decisivo donde los enólogos lucen su valía resolviendo el gran misterio: cuando se tiene que empezar a cosechar la uva.
De hecho, el tiempo de colecta depende del grado de maduración de la uva y de la variedad, y es un momento clave en el proceso de producción, donde se obtiene la relación porcentual entre los azúcares y los ácidos. Va determinado por los siguientes factores:
- Zona de producción: las viñas expuestas al sur maduran antes de que aquellas expuestas al norte puesto que les toca más horas de sol, y lo mismo pasa con la altura, puesto que más altura equivale a una maduración más temprana.
- Tipo de uva: Los cepos de variedad de uva blanca acostumbran a llegar a su punto óptimo antes de los tintos.
- Condiciones climáticas: al aumentar la latitud, la uva madura más tarde. De todos modos, con este tiempo tan loco, las altas temperaturas están provocando que la recogida sea cada vez más temprana y algunas variedades de vino tinto ya empiezan a cosecharse a finales de agosto, una cosa impensable hace unos años.
De hecho, cuanto más se evidencia el cambio climático y más aumentan las temperaturas, más pedimos vinos con poca graduación… ¡Y una cosa va en contra de la otra! Aquí nos encontramos con una problemática que las bodegas ya llevan pronosticando hace tiempo. Y también nos encontramos con un reto: domesticar la viña porque las denominaciones de origen catalanas se adapten mejor a esta tendencia climática.
Los catalanes somos grandes bebedores de este zumo de Dios romano Baco, e incluso tenemos una manera muy particular de beberlo: utilizando el porrón. Sí, aquel utensilio de vidrio que se resiste a desaparecer gracias a los que lo reivindican. Pero… ¿realmente lo usamos? Sea como fuere, aparte de las calçotades, siempre lo podremos encontrar refugiado en aquel restaurante de cocina catalana tradicional. ¡Larga vida a los tragos en porrón!
A pesar de que ahora, lo que está de moda es el “Bar-à-vins”. Sí, hemos pasado de las barras de gintónics a las vermuterías de barrio. Atención el detalle de decirlo en francés, puesto que “bar de vinos” no suena con tanto de pedigrí, ¿no creéis? Es de agradecer que con los numerosos bares de este tipo que están abriendo, cada vez más gente joven se atreve a descubrir el mundo de la viña.
Además, en el mercado puedes encontrar variedades para todos los gustos. Y las que han pasado de moda como una garnatxa, un xarel·lo un cabernet sauvignon, ahora vuelven a estar en el “top ten” de las variedades más demandadas. Las que quizás les cuesta un poco ganar en popularidad son las variedades de rosado, que curiosamente tienen mucho de éxito fuera de nuestras fronteras y aquí, están empezando a aumentar tímidamente sus ventas. Pero tiempo al tiempo…
Sea como sea, esperamos que con tanta lluvia que hemos tenido este año, la vendimia nos traiga buenas alegrías, con vinos y cavas espectaculares que siempre nos alegran la vida.