En Barcelona se encuentra un templo del vino con un Dios Baco particular que, detrás de su mostrador, aconseja y sirve a los mejores restaurantes del país así como a su clientela más fiel. Hablamos de nuestro peñista Quim Vila, que un buen día dejó la arquitectura para convertir una tienda de barrio en una referencia mundial para los amantes del vino, y que ahora celebra la 11 edición del Premio Vila Viniteca Cata por Parejas.