Quién le iba a decir a aquella niña delgadita, inquieta y con alma bohemia, que acabaría siendo una de las chefs más importantes del mundo. Con siete estrellas Michelin, la sonrisa más conocida de Sant Pol de Mar continúa innovando para ofrecer a sus clientes el mejor, temporada tras temporada. Con la cocina de proximidad como bandera, los platos que ofrece Carme Ruscalleda son todo menos típicos, son el resultado de una pasión por el trabajo bien hecho.