La cocina mexicana es mucho más que moles, salsas o tortillas. Es diversa, llena de color, con mucho de sabor y aromas profundos. Y no es extraño dado que hablar de ella, es hacer un viaje en el tiempo, para aprender todos los elementos culturales que la han influenciado y modelado. Es el resultado de un choque cultural muy profundo entre la cocina precolombina, muy focalizada en verduras, hierbas, y frutas; y la llegada de los conquistadores españoles el s. XVI, que incorporaron una gran variedad de animales y cereales, como el arroz o el trigo. Aun así, no estamos hablando de una fusión completa, como la cocina nikkei que se generó en el Perú, sino más bien con una introducción de ingredientes que supuso el crecimiento exponencial de todo un potencial que faltaba despuntar.